En esta época decembrina, el ambiente navideño se apodera de las calles y los comercios comienzas sus campañas, llegando al buzón infinidades de catálogos de juguetes, algo que miran con mucha ilusión los peques de la casa. Al abrir cualquier catálogo nos topamos con una clara diferenciación basada en colores; color rosa para ellas y azul para ellos.

No obstante, aunque todavía queda mucho camino por recorrer, cada vez hay más campañas que se suman a la lucha por la igualdad, intentando romper con las barreras de género, y en este caso, la responsable ha sido la empresa automovilista Audi; la cual hace escasos días, publicaba un  maravillo y simpático corto a lo “Toy Story”, bajo el título “cambiemos el juego”.

La protagonista de la historia es una muñeca que desea conducir un coche, dejando de lado su carroza rosa. Tras montarse en el coche y con un solo acelerón, logra escapar de las estanterías “bicolor”, y se dedica a recorrer toda la tienda de juguetes, descubriendo a su paso soldados tomando el té en una casa de muñecas, un unicornio montando en monopatín, una pareja de muñecas jugando al fútbol, entre otras aventuras. Pero como no quiero desvelar el final, os lo dejo para que lo veáis vosotros mismos porque es fantástico.

                   

Podríamos decir que vivimos en un mundo azul y rosa, pues basta con ir a una juguetería para darse cuenta que en el pasillo de los juguetes “de niña” predomina el color rosa, mientras que el azul está reservado para los juguetes masculinos, además de existir una enorme diferencia entre lo que es para ellas y para ellos, o al menos eso nos han hecho creer. Pero, tal como indica esta campaña navideña de Audi, ¿quién dijo que las muñecas son para ellas y los coches para ellos?

Los roles de género se aprenden y desarrollan desde la infancia observando a las personas con las que nos relacionamos y a nuestro entorno social; es así como los niños y las niñas aprendemos rápidamente a asociar determinados colores, juguetes, objetos, vestimentas e incluso actividades, intereses y conductas con identidades sexuales e interiorizamos cómo debemos comportarnos y qué se espera de nosotros por el hecho de pertenecer a un género determinado.

Pero, ¿y si esta navidad cambiamos el juego?, José Luís Linaza Iglesias, Catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Madrid, revela cinco razones  para cambiar las reglas del juego:

  1. Porque los juguetes tienen un papel clave en el desarrollo de las habilidades y estas deberían desarrollarse por igual en niños y niñas.
  2. Porque los juguetes que elegimos pueden influir en los futuros intereses o vocaciones que desarrollamos desde pequeños.
  3. Porque, en su primera infancia, los niños y las niñas están libres de estereotipos de género y el juego no debería propiciar la creación de los mismos.
  4. Porque juguetes como los coches ayudan al desarrollo de la coordinación visio-motriz, la anticipación a los problemas y la originalidad en las respuestas y las muñecas al desarrollo de las capacidades empáticas, las relaciones sociales y el lenguaje.
  5. Porque de cambiar las reglas del juego depende que el día de mañana más mujeres se interesen por las ciencias, las matemáticas y las ingenierías. Y que los hombres se sientan más competentes en el desarrollo de tareas domésticas y del cuidado.

Por estas y otras muchas razones… ¿Y si cambiamos el juego entre todos? ¿Y si dejamos de imponer nuestros prejuicios a los niños y permitimos que elijan por sí mismos? El que nuestros niños adopten determinados valores, prácticas y actitudes porque la sociedad así lo promueve y espera, con toda probabilidad solo va a limitar y empobrecer sus vidas; es responsabilidad de todos promover un cambio para que esto no suceda y puedan crecer sintiéndose libres para ser, pensar y sentir lo que quieran.

“Ser libre no significa solo romper con las propias cadenas, ser libre implica vivir respetando y promoviendo las libertades ajenas” (Nelson Mandela)